El blog Counterfactual de Clive Bates relata el “pánico moral” que se desató en los medios estadounidenses por la popularidad del cigarro electrónico marca Juul (parecido a una memoria USB).

El New York Times ‘I can’t stop’: schools struggling with vaping explosion,   CNN, Vaping now an epidemic among US high-schoolers y docenas de medios en los EEUU han estado emitiendo notas alarmantes sobre los Juul. Es evidente en este despliegue la presencia de la organización Campaign for Tobacco-free Kids que pretende decimar a la industria del vapeo presionando a la FDA para que imponga un régimen de regulación demasiado drástico.

Todo esto está basado en el éxito de este modelo de e-cigarette. Sin embargo, incluso suponiendo que vapear con los Juul fuera verdaderamente la última moda adolescente, esto podría ser más causa de celebración que de pánico: está contribuyendo a que fumar cigarros sea menos “cool” entre los chicos y estos acaben fumando menos.

Hay otras cosas interesantes: los Juul no usan los sabores dulces infantiloides que (supuestamente) “atraen a los niños” según los activistas anti-vapeo. Por lo tanto, el que sean tan populares entre los adolescentes pone de cabeza su teoría de que son estos sabores los que atraen a los menores de edad. Evidentemente, los activistas anti-vapeo son especialistas en lanzar consignas alarmantes sobre la adicción de los jóvenes pero no son nada consistentes en demostrar esta adicción. El episodio de los Juul demuestra que esto de eliminar a los sabores  para “proteger a la niñez y juventud del vicio” es pura demagogia.