Fotografía por Carlos Valenzuela Montuy via Wikimedia Commons
El documento de posicionamiento de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales Federales en torno a los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) presenta una descripción anticuada, incorrecta y negativamente sesgada de los dispositivos, concretamente los cigarros electrónicos y dispositivos de tabaco calentado sin quemar.
El documento afirma que:
1) No está demostrada la seguridad a corto y largo plazo del uso de los SEAN por la presencia de sustancias tóxicas y carcinogénicas contenidas en los líquidos de los cigarros electrónicos y los aerosoles de los SEAN.
2) No hay suficientes estudios independientes que demuestren que los SEAN contribuyen para lograr cese de fumar, afirmando además que son menos eficaces para este fin que los métodos tradicionales como fármacos y terapias de reemplazo de nicotina (parches y chicles).
3) No se ha documentado la seguridad para los no fumadores/consumidores expuestos a los vapores/aerosoles de los SEAN.
4) La mayoría de los usuarios de los SEAN son nunca fumadores que se tornan adictos a la nicotina, lo cual frena la disminución del porcentaje de fumadores de cigarros de tabaco.
5) Los fabricantes dirigen su publicidad a los menores de edad mediante la amplia gama de de sabores disponibles
6) El uso de los SEAN mantiene la conducta de fumar y da un falso sentido de seguridad
7) Los líquidos con alta concentración de nicotina pueden producir envenenamiento de niños y has casos documentados de explosiones de las baterías
Como mostramos en el presente análisis, algunas de estas afirmaciones (2, 4, 5) son factualmente falsas y están en directa contradicción con la evidencia disponible en la literatura médica y científica especializada. Otras afirmaciones (1, 3, 6, 7) están basadas en una una interpretación sesgada e incorrecta de los datos o son irrelevantes.
Dada la pobreza de la argumentación y la falta de un sustento científico sólido de los criterios expresados en este documento, la regulación que propone para los SEAN es inaceptable y potencialmente adversa, tanto para los consumidores de estos productos como para la sociedad en general. Consideramos como un hecho sumamente preocupante que los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales Federales apoyen a un documento que contiene una análisis tan débil y tan poco fundamentado sobre un asunto altamente relevante en la salud pública en nuestro país.
El documento de posicionamiento de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales Federales en torno a los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) presenta errores factuales sobre la composición de los líquidos de los cigarros electrónicos y sobre los compuestos en las emisiones de sus aerosoles.
Pone en duda la seguridad a corto y largo plazo del uso de los SEAN, ignorando resultados reportados en reseñas extensas de instituciones médicas de prestigio que han revisado a cientos de estudios individuales y han concluido que el uso de los SEAN representan al fumador una considerable reducción de riesgo sanitario con respecto a seguir fumando cigarros combustibles, tanto a corto como a largo plazo.
Afirma que no hay suficientes estudios independientes que demuestren que los SEAN contribuyen para lograr cese de fumar, alegando que son menos eficaces para este fin que los métodos tradicionales como fármacos y terapias de reemplazo de nicotina (parches y chicles). Esta afirmación ignora resultados de múltiples estudios independientes de la industria tabacalera reportados en la literatura especializada.
En particular, ignora a un ensayo controlado de asignación aleatoria de gran envergadura recientemente publicado que ha mostrado que los cigarros electrónicos resultaron ser el doble de eficaces que los parches y chicles farmacéuticos en lograr una abstinencia de fumar en 12 meses. Al atender el efecto a personas en el entorno por exposición al aerosol ambiental de los SEAN hace una falsa equiparación entre ese aerosol y el humo de tabaco ambiental. Las emisiones ambientales de los SEAN no son causa de efectos adversos en terceras personas, incluso en sujetos vulnerables, que requieran una intervención especialmente severa por parte de las autoridades sanitarias. Manifiesta como un hecho que la mayoría de los usuarios de los SEAN son nunca fumadores que se tornan adictos a la nicotina, lo cual frena la disminución del porcentaje de fumadores de cigarros de tabaco.
Todas éstas son afirmaciones sin sustento que están en contradicción frontal con todos los sondeos y censos realizados en México (ENCODAT 2016-2017) y en países de uso extensivo del cigarro electrónico. También están en contradicción con estudios demográficos realizados en adolescentes en México y en base a los datos de la ENCODAT 2016-2017. Argumenta que los fabricantes dirigen su publicidad a los menores de edad mediante la amplia gama de de sabores disponibles, siendo que la promoción se dirige al fumador y ex-fumador adulto que forma la inmensa mayoría de la demanda por los dispositivos y que disfruta y exige esa variedad de sabores.
El documento exige una regulación para los SEAN idéntica a la del cigarro de tabaco, lo cual ignora el hecho de que éstos son productos cuyo uso representa un riesgo significativamente menor a los usuarios y a quienes los rodean. Además, es una propuesta inoperante en la práctica, ya que los SEAN son productos tecnológicamente más complicados, cuya regulación debe atender a muchos componentes que no existen en el cigarro de tabaco (piezas electrónicas, mecánicas, líquidos utilizados en la industria alimenticia y nicotina base de calidad farmacéutica). La regulación propuesta corre el riesgo de favorecer la proliferación de mercados ilícitos, y de hecho favorece el comercio legal e ilegal del cigarro de tabaco, ya que encarece y obstaculiza el acceso a un producto que le hace competencia pero es de mucho menor riesgo al usuario y personas en su entorno. Esto conlleva a un deterioro a la salud pública por promover condiciones que favorecen a que el fumador siga fumando.